El VENENO es una sustancia rara que al traspasar en el organismo altera y deteriora su desempeño. Se puede decir en forma general que algún veneno pausa la secuencia natural de de las cadenas de reacciones químicas que mantienen la vida celular, trastornando el metabolismo de los organismos y manejando a una destrucción bioquímica que puede llevarlos a la desaparición.
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Comentar de envenenamientos y de venenos es comentar de ciencia, es comentar de historia, ya que el curso de la historia estuvo relacionado al veneno en varios instantes cruciales. Es comentar de cultura, cada instante histórico y cada cultura tuvieron su toxico o su veneno, bien con objetivos utilitarios, caza, para hacer las ejecuciones, cicuta, como medicamentos, como drogas, como arma criminal.
Las condiciones que un veneno debe poseer para ingresar en esta enorme orden de los venenos es:
Ser alcanzable a todo el planeta, económico y que su uso no levante supones, ser eficiente, reproducir un cuadro clínico semejante al de una patología, que los investigadores no logren identificarlo en las víctimas. Los venenos minerales: arsénico, mercurio, plomo, antimonio y talio eran los usados más especial.
Estos venenos, son los mismos que sembraron el terror en la corte de Augusto, Calígula, Nerón, Carlos el Malo, en el pontificado de Alejandro VI, los Médicis, los Borgia, en Francia e Italia y también en la corte de Luis XIV, el rey Sol, siempre por medio de la mano de estas mujeres, Locusta, Toffana y sus discípulas, Marie Madelenne Aubray, marquesa de Brinvilliers, La Voisin, Teotonia de Adamo, Catalina de Médicis, Marie Lafarge, madame Lacoste, Elena Jegado, Marie Bernanrd, que estuvieron siempre al servicio de la aristocracia y de las clases predominantes, el saber de la ponzoña tuvo su instante estelar en el obsoleto Egipto.
Hipócrates escribió acerca a cerca de las mordeduras de serpientes y detalló el cólico profundo sufrido por los hombres que trabajaban en la extracción de metales. Sus documentos detallan que los antiguos griegos poseían conocimiento del régimen de los envenenamientos por medio de la absorción.
Nicandro de Colofón, vivió con tóxicos en criminales condenados y recopiló la primera farmacopea de venenos.
Mitrídates. rey de Ponto, conocedor de los venenos y sus antídotos. Creó el mitridato antídoto habitual a finales del siglo XVII.
Dioscórides, a quien se le asigna la ordenación de los venenos animales. vegetales y minerales.
Maimónides, compiló una lista de los remedios para obtener venenos y redactó el tratado que se titula Los venenos y sus antídotos.
Felipe Aureolo Teofrasto Bombast de Hohemheim, popular como Paracelso, fue un considerable estudioso de la toxicología y quien manifestó la famosa cita «Todo es venenos y nada es veneno, la dosis hace el veneno».
Ya en la Edad Media, el veneno es de interés en la vida política y cortesana a lo largo de largas etapas. La «pócima» fue un aspecto escencial en la selección y deceso de algunos mandatarios. Los expertos en hallar la sustancia correcta eran bien pagados.
En el tiempo de Nerón, siglo I de nuestra era, una mujer gala, llamada Locusta, era la experta proveedora de la realeza de las dosis de arsénico primordiales para remover a quien le estorbara. Así Nerón se deshizo de De Inglaterra, el heredero legítimo al trono, y de varios más. El número de envenenados fue tan enorme, que el siguiente emperador, Galba, mandó matar a Locusta.
En el renacimiento italiano, todo el que que se sentaba en la mesa de la familia del papa Alejandro VI, o de su hijo César Borgia, poseía enorme posibilidad de no continuar vivo al día siguiente. En la cima de la corrupción del poder, removieron a cuanto enemigo obstaculizara sus proyectos. Empleaban un veneno a partir de arsénico llamado Cantarella y lo fortalecían con otros elementos como fósforo.
En el siglo XVII aparecieron dos reconocidas envenenadoras que preparaban sus pócimas a partir de arsénico. Madame Giulia Toffana, preparaba pociones o tónicos venenosos que contenían arsénico y belladona y se realizó célebre por su aquetta di Napoli, con la que aparentemente envenenó a bastante más de 600 y Hyeronyma Spara por su especialidad de instruir y proveer de venenos sutiles y correctos a las esposas que poseían maridos incómodos para convertirlas en viudas.
En Roma eran tan altas las posibilidades de ser envenenado, que entre las clases acomodadas se puso popular asistir a los banquetes con un catador, el praegustador. Él era el solicitado de evaluar todo lo que ofreciera el anfitrión a su amo. Al inicio estos catadores eran esclavos, pero con la sofisticación de las ponzoñas, el trabajo se transformó en todo un arte, al que solo unos pocos podían entrar. De su formación se encargaban doctores o botánicos, que les ponían en contacto con los tóxicos a ciegas para que aprendieran a distinguirlos por su olor.
Los venenos con arsénico llegaron luego a Francia, donde su popularidad creció y fueron el instrumento usado para comprar una herencia o lograr un puesto. Todo el planeta los conocía como poudres de succession, polvos de la sucesión.
A inicios del siglo XX, se planeó envenenar a Rasputín, un monje ruso que pudo ganarse el favor de los zares Nicolás II y Alejandra. El hijo de éstos, el zarevich, padecía hemofilia, un padecimiento en el cual la sangre no coagula comunmente y al haber una herida, puede desangrarse y fallecer.
Se dice que Rasputín, a través de hipnotismo, podía contener la hemorragia cuando el zarevich sangraba. Esto llevó a la zarina a depender emocionalmente de él, y Rasputín influía a tal nivel en ella, que su intención llegó a perjudicar los asuntos de Estado. Tanto incomodó a los integrantes del gobierno la intromisión del monje y la custodia que los zares le ofrecían, que se conspiró para envenenarlo.
Los conspiradores lo invitaron a una comida donde ha consumido numerosas porciones del pastel de almendras (con cianuro) y vasos de vino que contenían cianuro como para envenenar a bastante más de tres personas. No obstante, el monje no mostraba ningún síntoma de intoxicación. Fue tanta la desesperación de los conspiradores al notar su plan fallido, que acabaron matándolo a tiros.
El ácido cianhídrico tuvo dos apps moralmente muy reprobables. Fue el gas empleado por los nazis para el exterminio masivo de judíos y además es el gas con el cual se ejecuta a los sentenciados a muerte en la cámara de gases en USA.
Durante todos estos siglos, la contrariedad para saber si la desaparición fué natural o corroborar el intoxicación por arsénico u otras sustancias, era increíblemente complicado, lo cual enseña el reconocimiento de los envenenadores.
Hoy en dia todavía se han anunciado casos de envenenamientos, pero por medio de los adelantos de la ciencia, por el momento no tienen el mismo efecto.