¡Hola de nuevo! Les traigo este film argentino que ocupa los primeros puestos de películas más vistas en Netflix.
La expolicía Pipa, ahora asentada en un pueblo remoto, regresa al oscuro mundo que creía haber dejado atrás luego de que un homicidio la saca de su tranquila rutina
Una de las plataformas que no deja de lanzar producciones que se vuelven furor entre sus espectadores, estrenó en el mes de julio una película protagonizada por Luisana Lopilato como Manuela «Pipa» Pelari, completando la trilogía compuestas por Perdida (2018) y La corazonada (2020). Basada en la obra literaria de Florencia Etcheves.
La historia narra la vida de Manuela años después de ser echada de las fuerzas armadas, la ex policía, se instala en un pueblito del Norte Argentino, La quebrada (Jujuy). Donde vive con su hijo preadolescente, Tobias (Benjamin del Cerro), y mantiene una relación estrecha con su tía Alicia (Paulina García) una ferviente defensora de la comunidad kolla. A primera vista, parece ser un pueblo en el que no sucede nada. Pero durante la fiesta de la familia más poderosa del lugar, los Carreras, una seguidilla de catastróficos delitos desembocan en la fatal muerte de Samanta Sosa. Su muerte es el tema central de historia, hayan su cuerpo a medio calcinar con un supuesto collar robado perteneciente a Mecha Carrera (Malena Narvay) la hija menor de los Carreras. Y es Pipa la última persona en verla con vida. A pedido de su tía y Luna (Ivonne Quispe) ella comienza una investigación clandestina junto con Rufino (Mauricio Paniagua) el único policía decente del pueblo. Vemos a Lopilato, después de años alejada de las cámaras, en la misma trama recurrente, investigando un asesinato rodeada de políticos y policías corruptos.
Si bien, es una las películas más vistas de Netflix, deja mucho que desear la actuación de Lopilato. Recordamos a Pipa como un personaje de pocas palabras, directa, osca, poca demostrativa sentimentalmente y lo mantiene. Sin embargo, mantiene ese mismo rol en la relación con su hijo. Los personajes no logran conectar como madre-hijo, si no es porque ella lo llama «hijo» tampoco podía inferir que ella era su madre. Lo mismo sucede con el resto de los personajes, no logran transmitir sus relaciones y afecciones sentimentales. También las escenas finales dejan mucho que desear:
- El tiempo que sobrevive teniendo un tiro en el abdomen, y luego el segundo tiro.
- La muerte de Paco (Santiago Artemis) que parece poco creíble, y sino te diste cuenta esta explicada al principio del film, parece que tiraron su cuerpo en un arroyo.
- El personaje de Mecha mal logrado, como asesina despiadada, los celos que la llevaron a matar no logran convencer a la audiencia.
- La resolución de la historia de Luna y su esposo. La muerte de Mellino.
Un detalle que rescato del personaje de Lopilato es que por lo menos no intenta imitar la tonada norteña que en los otros/as actores/actrices como Etelvina (Inés Estévez), Cruz (Aquiles Casabella), Mercedes «Mecha», Agustín (Manuel Ramos) y Rómulo (Iván Espeche) suena tan ridículo que raya el grotesco. Ese aspecto le quita credibilidad a la ficción que toma como segunda historia, un tema político tan importante como la expropiacion de las tierras kollas, las injusticias y el abuso policial que la comunidad tiene que afrontar. Esta segunda historia es contada por Luna (Ivonne Quispe) de una forma tan sublime e inquietante, teniendo en cuenta que en nuestro país, estas situaciones se siguen dando, que se ven opacadas por trivialidades. Son unas de las pocas escenas que rescataría de la trama de la película, ya que le dan un tinte político desafiante pero inacabado porque no logra conmover al espectador.
En cuanto a la escenografía, las tomas y los paisajes que captura la cámara son maravillosos. Desde ese angulo paisajístico se logra apreciar mejor el film, sacando al espectador de la trama y llevándolo por un recorrido turístico. Nuestro Norte Argentino es de una belleza singular, impactante y asombroso.