Casada tres veces y con una hija adolescente, Esra Dermancioglu, de 49 años, está muy orgullosa de ‘Qué culpa tiene Fatmagül’, la producción con la que debutó en televisión.
Meterse en la piel de la envidiosa y cotilla Mukaddes dio a Esra Dermancioglu una popularidad que jamás imaginó y que transporta bien más allá de que le incomoda que se invada su privacidad. Viajera empedernida, esta actriz turca nos contesta al teléfono desde su Estambul natal mientras tiene puesta la mirada en Barcelona, adonde viajará «por fundamentos expertos».
Acá podés ver la entrevista grabada. Ver video aquí
¿Con qué te quedas de Fatmagül?
Siempre recordaré a los camaradas y al director, Hilal Saral. Lo pasamos realmente bien. Era entretenido grabar situaciones como una donde yo le tiraba un zapato a Beren [Saat, la protagonista]. Fue una vivencia inolvidable.
¿Sigues en contacto con ellos?
Veo ocasionalmente a Beren y más que nada a Bülent Seyran, que hacía de mi marido Rahmi. Son mis superiores amigos. Bülent, que además es abogado, es el hombre más entretenido que conozco. A Firat [Çelik, Mustafá] hace tiempo que no lo veo, porque está en Francia. Trabajar tantas horas juntos crea una conexión particular. Hay artistas a los que no les agrada pero a mí me encanta, te facilita comprender bien a la multitud, vives instantes contentos, otros no tanto, pero todos son buenos.
¿Cómo llegaste a la novela?
Ece Yörenç, la escritor de guiones que adaptó el libro de Vedat Türkali, me mencionó que desde que me había visto en el teatro siempre que escribía una escena de Mukaddes se le se mostraba mi cara, que debía interpretarla yo. Me logró mucha felicidad, y de esta forma sucedió.
¿Cómo definirías ese personaje?
No me agrada porque está en todo momento metiéndose en la vida de los otros. No tiene que ver con que sea buena o mala persona, sino de que su conducta es porque es una mujer desdichada. Y en mi punto de vista, cuando te interesas tanto por la vida de los otros, descuidas la tuya.
¿Qué le aconsejarías?
Que deseche de su historia lo que no le agrada. Es capaz, brillante y tiene bastante potencial, no obstante, permanece con su marido, con el que no es feliz.
¿La gente te hacía comentarios de ella por la calle?
A algunos Mukaddes les aparentaba agradable porque se encontraba en la mitad de todo y poseía un punto de comedia; eso a mí sí me gustaba. No obstante, otros opinaban que era molesto. En ocasiones se acercaban para censurarme porque trataba mal a Fatmagül. Es entretenido ver cómo se olvidan de que no eres el personaje que interpretas. Además había quien se dirigía a mí con cariño.
¿Cómo has llevado la popularidad?
Como actriz, me agrada que me miren, me hace sentir bien; eso es algo intrínseco a alguno del sector. Pero fuera del trabajo, aunque en ocasiones me sienta un poco invadida no me quejo, estoy muy contenta con mi vida. Es habitual que el público desee entender de nosotros los conocidos.
La novela comienza con una violación múltiple que se intenta tapar forzando a la víctima a casarse con uno de sus presuntos agresores. ¿Qué piensas de esta tremenda medida adoptada en Turquía?
Por desgracia esta clase de crueldad se produce a nivel mundial, la distingue está en cómo se afronta en cada país. En el mío no tiende a suceder en las enormes urbes pero en el campo en ocasiones se quiere arreglar de esta forma. Intentamos aleccionar, a los hombres y a las mujeres para combatir contra eso. La educación es primordial porque la crueldad viene marcada desde la niñez.
¿Y en este momento las mujeres se sienten más libres y protegidas en tu país?
Sí, claro, por medio de las comunidades la circunstancia cambió, tenemos la posibilidad de entender lo que sucede y reaccionar de otra forma. Y aunque no dispongo de datos estadísticos, quedó patente que Fatmagül asistió bastante a denunciarlo. Estamos contentos de la novela.
Ha triunfado en todos los países donde se emitió, ¿a qué se debe?
A que a la multitud le gustan las culturas diferentes a la suya y esta es una historia en todo el mundo que refleja los valores turcos, las creencias…
¿Hubo un profundo cambio después de Fatmagül en tu carrera?
Sin duda alguna, fue mi primera novela. Nunca pensé trabajar en tv y en este momento me encanta.
¿Hacia dónde quieres ir en este momento?
Me agrada soñar y ahora mismo me desarrollo trabajar fuera de mi país; hablo inglés, francés y algo de italiano. Además me atrae la dirección.
¿Siempre quisiste ser actriz?
Sí, pero no fue mi primera alternativa. Tras finalizar los estudios en el Liceo Francés en Turquía me fui a Suiza a estudiar Historia del Arte. Ahí me casé dos ocasiones, con un italiano y con un francés. Luego regresé y volví a casarme con quien es el padre de mi hija, Refia. Entonces conocí a una profesora de teatro y le pedí que me hiciera una prueba. Le gusté y comencé a estudiar interpretación.
¿Qué te llevó a ofrecer ese paso?
Me dedicaba a las subastas de arte y solo era feliz a ratos, algo estaba sin funcionamiento. Sentía una energía dentro de mí, una luz roja que me pedía llevar a cabo más. Había pasado de los treinta, había hecho bastante y poseía esa necesidad de evaluar.
¡Menudo cambio!
Siempre he hecho lo que he amado, la edad no me ha condicionado jamás. Y no debe ver con la ambición, si me va bien, perfecto; si no, fin de la historia.
Después de tres matrimonios, ¿sigues suponiendo en el cariño?
Sí, llevo dos años con un novio maravilloso, nos encontramos muy contentos. Me encanta amar y ser querida pero no volveré a casarme (risas).
¿También estás contenta con únicamente una hija?
Era lo que pretendía, si tienes más familia no puedes cubrir más. Es otra alternativa de vida.
¿Quiere continuar tus pasos?
Para nada, le atrae el diseño industrial. Tiene 15 años y está en esa etapa rebelde donde repudia todo. Pero estamos hablando bastante, paseamos juntas…
¿En tu familia hay artistas?
Hubo numerosos músicos, mi abuelo, Zeynel Abidin, creó un instrumento llamado cümbüş, pero no hay ningún actor. Y mi madre pintaba realmente bien.
Hace poco tiempo perdiste a tu padre. ¿Lo echas de menos?
Mucho, la crónica de mis padres es emocionante, estuvieron juntos 40 años muy enamorados y les diagnosticaron alzhéimer simultáneamente.
¿Qué haces cuando no trabajas?
He ido modificando mis aficiones, antes jugaba al tenis y leía bastante, era una obsesión. En este momento veo películas, más que nada biografías y las que tratan de la Segunda Guerra Mundial. Y me encanta viajar a lo loco, en ocasiones me levanto una mañana y compro un billete a algún parte. Mi alternativa favorita es llevar a cabo fugadas improvisadas con mi pareja.
EL REENCUENTRO CON BEREN SAAT
La actriz se reencontró en Muhtesem Yüzyil Kösem (2015) con Beren Saat, que interpretó esta novela sobre una vigorosa sultana.
CURTIDA EN EL TEATRO
Hace diez años que Esra llegó a Fatmagül, para entonces llevaba años
sobre los niveles encarnando todo
tipo de individuos. Sigue haciéndolo:
»El teatro me encanta. En septiembre retomaré la obra Kozalar, que llevamos
el verano pasado al festival de Aviñón,
en Francia. Fue una vivencia extraordinaria, estuvimos un mes», cuenta. Entre sus
últimos trabajos recalca Poz y la pr¡mera representación en Turquía de Frankenstein.